Federico Soto, sobreviviente de la tragedia de Cromañón, recordó los horrores de aquella noche y denunció el estigma que recibió junto a otras víctimas que intentaron salvar vidas.
«El lugar no tenía que haber estado habilitado. Las puertas estaban cerradas con candado. Mi hermano intentó salir por una de ellas y llevó por meses la marca del candado en la cintura», relató Federico Soto, al recordar la tragedia que dejó 194 muertos. Además, destacó un dato impactante: «El 32% de los chicos que murieron eran personas como yo, que volvieron a entrar para ayudar a otros».
Soto también denunció la estigmatización que sufrieron los sobrevivientes: «Nos dijeron que fuimos esa noche a ‘reventarnos’. Pero nadie habla de la solidaridad que hubo en medio del descontrol. Muchos volvimos a entrar por amigos, familiares o simplemente para salvar vidas».
Federico arriesgó su vida varias veces buscando a su hermana, atrapada en la zona más lejana del local. Su testimonio revive las heridas y resalta la importancia de la memoria y la justicia.
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