● En un auditorio repleto de trajes y micrófonos, el vicedirector del Banco Central celebró el “entusiasmo” que, según dijo, atraviesa la economía argentina.
Aseguró que el programa de estabilización del Gobierno nacional “empieza a dar resultados”. Afuera, el entusiasmo se mide distinto: en la fila del cajero, en la góndola o en la factura de luz.

● El funcionario explicó que el plan busca que los bancos usen el ahorro de la gente para impulsar inversiones y crédito. Traducido: que la plata dormida empiece a moverse. Pero para muchos, ese movimiento se siente solo en las tasas que bajan y en los préstamos que no llegan. El ahorro, otra vez, termina resguardado bajo el colchón o en una cuenta vacía.

● “Estamos en una etapa de entusiasmo y confianza”, sostuvo el vicedirector ante empresarios del sector financiero. Las palabras sonaron bien, pero dejaron una imagen incómoda: las manos que aplauden en un salón con catering no son las mismas que revisan precios con calculadora en mano.

● Por ahora, el plan sigue su curso y el Banco Central promete más control y reservas. Los números dirán si el entusiasmo se transforma en alivio real o si queda, una vez más, en el eco de un discurso para pocos.

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