Las marchas del 1° de mayo en Francia desembocaron en fuertes tensiones entre sindicatos, manifestantes y fuerzas de seguridad, en un contexto atravesado por la crisis económica y reclamos contra las reformas laborales.
Miles de personas se movilizaron en París y otras ciudades con consignas en defensa del empleo, la mejora salarial y el rechazo a medidas gubernamentales. En la capital, los primeros disturbios se registraron cerca de la Plaza de la Nación, donde grupos encapuchados arrojaron objetos a la Policía, que respondió con gases lacrimógenos y detenciones.
Las movilizaciones no se limitaron a Francia: Alemania, España, Italia, Grecia y Serbia también fueron escenario de reclamos laborales y sociales. En Estambul, Turquía, la represión incluyó arrestos a quienes intentaron llegar a la Plaza Taksim, sitio emblemático prohibido para protestas.
Organismos de derechos humanos advirtieron sobre el uso excesivo de la fuerza en distintos puntos de Europa.
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