El domingo pasado, Donald Trump resultó ileso tras un incidente en Palm Beach, Florida, donde se escucharon disparos cerca del lugar donde se encontraba el ex presidente.
El FBI confirmó que detuvo a un hombre armado con un fusil AK-47 y portando una cámara GoPro, lo que sugiere que podría haber estado documentando el hecho. Según las autoridades, este suceso fue un aparente nuevo intento de atentado contra el candidato republicano en plena campaña presidencial.
El Servicio Secreto reaccionó de inmediato, neutralizando la situación sin que Trump ni sus acompañantes resultaran heridos. Este es el segundo incidente en pocas semanas, luego de que Trump fuera atacado durante un acto en Butler, Pensilvania, donde un disparo lo hirió en un oído.
El presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris expresaron su alivio al conocer que Trump estaba a salvo. Harris enfatizó que «la violencia no tiene lugar en nuestra nación». La campaña presidencial estadounidense sigue intensificándose, y estos ataques no hacen más que aumentar la tensión en un país polarizado.
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