El titular de la empresa Laguna Brava Excursiones, Ariel Varas, de la localidad de Vinchina cabecera del departamento homónimo llevó adelante un proyecto innovador, la construcción de sus oficinas están acordes a las nuevas tendencias de la bioconstrucción y la arquitectura sustentable. De este modo, La Rioja sigue estando a la vanguardia de los movimientos que buscan el retorno a lo natural y ancestral, el cuidado de los recursos naturales y el cumplimiento de los ODS.
Hoy, aquellas viejas construcciones con ladrillos de adobe y techo de paja o de chapa, que son una postal de cualquier pueblo del norte argentino, son conocidas como signos del boom de la bioconstrucción, las casas ecológicas y la arquitectura sustentable. Y la necesidad del retorno a los orígenes, no es un tema ajeno en la Provincia, por ello el Gobierno de la Provincia está comprometido con esta impronta mundial del cuidado de la casa común en pos de un futuro próspero para esta y las próximas generaciones.
Vinchina, al pie de la cordillera de Los Andes, no es la excepción y a través de su gente vuelve a los orígenes, tal es el caso de Ariel Varas, emprendedor turístico que decidió construir sus oficinas recurriendo a las técnicas ancestrales y comenta que “nos decidimos por este tipo de edificación porque es una construcción tradicional de la región y nuestros clientes y los visitantes que vienen a conocer nuestra zona admiran nuestras construcciones originarias y el material utilizado, la tierra, que nos sobra”.
Respecto de las ventajas y las bondades de utilizar técnicas tan ancestrales, destacó el tema económico, la aceleración de los tiempos y el cuidado del ambiente ya que “tenemos varias ventajas: son construcciones geotérmicas, en el verano son frescas y en el invierno mantienen el calor, regulan la temperatura entonces no nos hace falta refrigerar ni calefaccionar los espacios, ahorramos energía y esto pone aún más en valor nuestras construcciones”.
Para la edificación, Varas contó que “para erigir nos basamos en construcciones, que ya existen, vimos los diseños de casas antiguas, para conocer la técnica de construcción hablamos con personas mayores que dedicaron toda su vida a eso, como mi papá que tiene 80 años y era adobero, y nos instruyó en el proceso de realización de los ladrillos, medidas, tiempos y curación. En el caso de las paredes, no revocamos porque la idea es lucir el adobe, que se vea, pero sí utilizamos un sistema de impermeabilización, que es una técnica que también nos dieron acá las personas mayores” y agregó que “siguiendo la línea de construcción los cimientos son de piedra, los dinteles son de madera de algarrobo trabajado en forma manual, y los techos también son de caña y barro recubiertos con una membrana protectora que asegure su impermeabilidad”.
En este sentido aseguró que “en todo esto notamos que toda la construcción tiene una firmeza tremenda, no hay forma que se rompa o se pueda caer, en la zona hay construcciones centenarias, quedan algunas taperas sin techos, pero las paredes se mantienen en pie, intactas y lo hemos descubierto que es lo bueno de la técnica. Entonces nos hemos adaptado, para poner en valor las construcciones originarias”.