● El alivio llegó con olor a tierra mojada. Tras semanas de calor extremo y reservas en caída, las lluvias recientes cambiaron el ánimo de miles de familias que veían cómo el agua comenzaba a escasear. En Huaco, la creciente de la quebrada de La Alumbre permitió que el dique Los Sauces subiera veinte centímetros, un dato que devolvió algo de tranquilidad.

● En los Llanos, el impacto también fue claro: el dique de Olta desbordó por su vertedero y el de La Aguadita aumentó veinticinco centímetros tras superar los cincuenta milímetros de lluvia. Quienes siguen los embalses señalaron que este repunte era muy esperado luego de meses complicados.

● En Portezuelo, los ríos El Salado y Las Cañas recuperaron caudal y reforzaron el suministro para una zona que venía muy afectada por la sequía. Cada aumento se observa con atención porque define la vida diaria y el movimiento productivo local.

● Aunque la sequía no terminó, la mejora marca un freno a la caída. Para muchas familias, ver crecer los diques es más que un dato: es la señal de que el ciclo natural empieza a equilibrarse otra vez.

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