El huracán Helene devastó el sureste de Estados Unidos, causando más de 150 muertes, miles de desaparecidos y dejando ciudades sin servicios esenciales.
Cinco días después del paso del huracán Helene, el panorama en Carolina del Norte sigue siendo desolador. Partes de Asheville y pueblos cercanos permanecen inundados y las zonas donde el agua ha comenzado a retirarse se encuentran completamente cubiertas de lodo. Los residentes enfrentan la falta de energía eléctrica, agua potable y gasolina, haciendo largas filas para obtener suministros básicos. La infraestructura vial también sufrió enormes daños, con más de 300 carreteras cerradas y puentes derrumbados, aislando a muchas comunidades.
Los refugios se encuentran al límite de su capacidad y el sistema de agua potable ha sufrido daños graves que podrían tardar semanas en repararse. A pesar de la situación, los habitantes de Asheville se muestran optimistas y siguen trabajando juntos para levantar lo que queda de sus hogares.
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