● Una niña de pocos años correteaba entre funcionarios cuando Elon Musk levantó una motosierra en su despacho. La levantó sonriente, sin notar que su hija lo miraba. El artefacto había sido un regalo del presidente argentino Javier Milei, quien se lo entregó entre abrazos en su visita a Estados Unidos. Semanas después, la escena volvió a circular y Musk expresó su arrepentimiento: “Fui insensible”.
● “Me faltó empatía”, escribió el magnate en X, tras ser increpado por un usuario que le recordó su exaltación pública del símbolo. Musk había subido al escenario de la CPAC, cumbre del trumpismo, gritando: “¡La motosierra de la burocracia!” y mostrando la peligrosa herramienta entre risas. Ahora, fuera del Departamento del Estado, intenta despegarse.
● La motosierra tenía una inscripción tallada: “¡Viva la libertad, carajo!”. Fue fabricada especialmente para él, replicando el modelo que Milei agitó en campaña. Según fuentes oficiales, se trató de una promesa personal del presidente argentino, cumplida con exactitud.
● Musk formó parte del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), creado por Trump. Hoy, fuera de ese cargo, se distancia del símbolo que ayudó a propagar. La motosierra, mientras tanto, sigue encendida en otras manos.
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