● El mercado del vino en Europa atravesó en 2024 una de sus peores crisis en décadas, con una producción vinificada de solo 138,3 millones de hectolitros, el mínimo del siglo XXI. La caída fue del 3,5% respecto a 2023 y se debió a eventos climáticos extremos, como heladas, granizo y enfermedades en los viñedos. Francia registró una baja del 23% y fue superada por Italia como principal productor.

● A su vez, el consumo se redujo un 2,8% hasta los 103,6 millones de hectolitros, el nivel más bajo en más de 60 años. Francia y Alemania lideraron la caída, mientras que Portugal, España e Italia lograron mantener o levemente aumentar el consumo. Cambios generacionales en los hábitos y la pérdida de poder adquisitivo explican la contracción.

● Aunque se produjo menos y se consumió menos, el valor del mercado se sostuvo gracias a precios récord y al fenómeno de la premiumización: “beber menos, pero mejor”. Esto fortaleció los segmentos más caros y accesibles, mientras desaparece el rango medio. Los vinos blancos, rosados y espumosos ganan lugar frente a la crisis del vino tinto.

● La combinación de menor producción, caída del consumo y polarización en precios aceleró el cierre de bodegas en todo el continente: solo en Francia quebraron más de 200 en 2024, un 55% más que el año anterior. El sector vitivinícola europeo enfrenta una transformación estructural que obliga a reconvertirse o desaparecer.

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