Mariano Boglione, jefe quirúrgico del Hospital Garrahan, advirtió que los bajos ingresos llevaron a una fuga de médicos, técnicos e instrumentistas. Advirtió que eso compromete la atención multidisciplinaria crucial para los pacientes pediátricos.
El jefe quirúrgico del Garrahan, Mariano Boglione, explicó que los salarios no permitieron una vida mínimamente digna, por lo que médicos, laboratoristas, técnicos de rayos y hemoterapia comenzaron a buscar otros trabajos mejor remunerados. Esto debilitó al sistema multidisciplinario que el hospital necesita para funcionar como un engranaje: “cuando falta un eslabón, se resiente la calidad de atención”.
Dijo que formaron equipos con alta experiencia, pero hoy les cuesta atraer jóvenes profesionales: no eligen trabajar en el Garrahan porque deben pluriemplearse, lo que les quita energía y hace que el equipo se resienta. La falta de personal puso en jaque la atención especializada que requiere un centro de alta complejidad.
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