El gobierno mexicano clausuró la mina Calica, operada por Vulcan Materials, por graves daños ambientales. Comunidades cercanas denuncian la contaminación del agua y el aire, mientras reclaman justicia.
Lo que parecen lagos desde el cielo son en realidad las secuelas de las perforaciones realizadas por la empresa estadounidense Vulcan Materials en la mina Calica, al norte de la Riviera Maya. El acuífero Maya ha sufrido una devastación significativa, y los habitantes, como María de la comunidad Torres de la Luz, denunciaron la contaminación del aire por las explosiones y la inutilización del agua potable. El líder indígena Quetzalzab llevó el caso a la Fiscalía Estatal para exigir indemnizaciones para los 10,000 residentes afectados, quienes nunca recibieron compensación. Ante este desastre ecológico, el gobierno mexicano decidió clausurar la mina y declaró la zona como área natural protegida.
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