“Se nos quemó todo”, relata con dolor un vecino de Córdoba que cría caballos criollos, tras el devastador incendio que arrasó la zona. “No nos quedó un caballo, no nos quedó un alambre”, agregó con impotencia.
Los bomberos y autoridades provinciales prometieron asistencia, pero según el relato de los afectados, la ayuda nunca llegó a tiempo. “Nos mintieron, no vino nadie”, denunció, mientras los baqueanos locales intentaban salvar lo que podían.
A pesar de las pérdidas materiales y el impacto emocional, el dueño del complejo de aerosillas, Emiliano, logró reactivar el servicio en tan solo 48 horas. “La aerosilla volvió a funcionar, pero arriba está todo quemado”, relató uno de los testigos. Aún se evalúan los daños en las zonas altas del cerro, mientras las familias intentan recuperarse de lo perdido. La comunidad sigue esperando respuestas más concretas de las autoridades y mayores esfuerzos en la reconstrucción.
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