Diplomáticos rusos se negaron a realizarse control de alcoholemia en Buenos Aires, generando tensión diplomática y queja formal de la embajada rusa al Gobierno

Un chofer diplomático ruso se negó a realizarse un control de alcoholemia en Avenida del Libertador, Buenos Aires. Alegó inmunidad diplomática, generando un cruce con las autoridades locales y una queja formal de la embajada rusa.

Un incidente ocurrido en la Avenida del Libertador, en Buenos Aires, involucró a un vehículo diplomático ruso cuyo conductor, aparentemente un chofer de la embajada, se negó a someterse a un control de alcoholemia. Alegando inmunidad diplomática, el hombre rechazó el procedimiento y permaneció en contacto telefónico con supuestos representantes de la misión rusa.

La normativa internacional exime a vehículos diplomáticos de ser secuestrados, pero no a sus conductores de cumplir con la ley local. De haberse confirmado un resultado positivo, las autoridades podrían haber solicitado el retiro del conductor, aunque el vehículo no habría podido ser remitido a depósito.

El conflicto escaló cuando la embajada rusa presentó una queja formal al Gobierno argentino, acusando un mal manejo del caso. Este hecho reavivó el debate sobre los límites de la inmunidad diplomática en situaciones que involucran normas de tránsito.

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