Según su propietario, la caída en las ventas alcanzó el 40% en el último año. La inflación y la pérdida de poder adquisitivo obligaron a muchos consumidores a priorizar productos esenciales, relegando la compra de calzado e indumentaria.
A pesar de la adversidad, el comerciante destacó el apoyo constante de su clientela, lo que ha permitido mantener el negocio en pie. Para contrarrestar la baja en las ventas, implementaron promociones y precios accesibles, pero la temporada invernal no repuntó como esperaban.
Este panorama refleja una tendencia nacional: en 2024, la producción de calzado en Argentina cayó un 12,9% y las importaciones aumentaron un 21%, lo que agrava la situación de los comercios locales.
La crisis no solo afecta a grandes marcas, sino también a pequeños comercios familiares que luchan por sobrevivir en un contexto económico desafiante.
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