Una gran parte del territorio español activó este lunes las alertas por la llegada de una nueva ola de calor, la tercera del verano, tras un fin de semana marcado por tres incendios que devastaron más de 1.000 hectáreas. En Portugal, donde se espera que las temperaturas superen también los 40 ºC estos días, miles de bomberos fueron desplegados en el centro y el sur del país, apoyados por 12 aviones bombarderos de agua para combatir los incendios en esas zonas, informaron las autoridades de protección civil.
Varias provincias de Andalucía (sur), Castilla-La Mancha (centro) y Extremadura (oeste) están en alerta naranja, con temperaturas que podrán llegar a los 43 ºC, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
La casi totalidad de Andalucía y de Extremadura, así como el sur de Castilla-La Mancha están además en alerta roja por el riesgo de incendios, mientras que la alerta naranja se mantiene en casi todas las otras regiones, añadió la Aemet.
La ola de calor, la tercera del verano, afecta a toda la península ibérica y se prevé que dure hasta el jueves.El miércoles será «probablemente el día álgido de este episodio y se podrían alcanzar o superar los 42-44 ºC en amplias áreas de la mitad sur y zona centro», explicó la Aemet en un comunicado.
La agencia meteorológica decretó las primeras alertas rojas por altas temperaturas de esta ola de calor precisamente el miércoles, en la capital española y en Jaén (sureste). «En Madrid se podrán superar los 42 a 43 ºC y los 44 ºC en Jaén», avisó Aemet.
En Portugal, donde se espera que las temperaturas superen también los 40 ºC estos días, miles de bomberos fueron desplegados en el centro y el sur del país, apoyados por 12 aviones bombarderos de agua para combatir los incendios en esas zonas, informaron las autoridades de protección civil.
Al menos nueve efectivos resultaron heridos en la localidad sureña de Odemira, azotada por fuertes vientos, dijeron las autoridades a la prensa local, mientras otro fuego cerca de la ciudad de Castelo Branco, en el centro de Portugal, destruyó unas 7.000 hectáreas.