● El juez Jalil reactivó la causa de una nena de Nonogasta, víctima de su propio vecino y familiar que la sometió a un infierno de grooming, abuso sexual y un secuestro que marcó su vida. El expediente durmió en el edificio de Justicia desde 2016.

● El horror creció con regalos y amenazas para callarla y abusar de ella. Todo estalló una madrugada: la sacó a la fuerza y la llevó a Córdoba en auto, jurando matar a sus padres si hablaba. El calvario terminó solo porque ella logró pedir auxilio en un control policial de la ruta.

● Fue la madre quien impidió que el caso muera, peleando por su hija que hoy tiene 23. Ahora la carátula es gravísima: rapto y abusos con acceso carnal reiterados. La justicia admite por fin que el terror que impuso este sujeto, usando la confianza familiar, no puede quedar impune.

● Este paso judicial trae un mensaje urgente: los delitos contra la infancia no vencen. Mover el expediente confirma que, aunque el sistema sea lento, tiene la obligación de reparar el daño y perseguir a los culpables que se esconden en el paso del tiempo.

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