La economía argentina sufre una caída histórica en la inversión con un 22,3% menos en marzo, la peor desde 2001. El primer trimestre cierra con una contracción del 16,6%. La maquinaria y equipos nacionales se desploman un 19,8%, mientras que la construcción cae un 36,1%. Aumentos en las naftas añaden más presión a la ya tensa situación económica.

La economía argentina enfrenta un revés significativo en su camino hacia la libertad económica, con una caída alarmante en la inversión durante el mes de marzo. Según datos recientes de la consultora Orlando Ferreres, la Inversión Bruta Interna Mensual (IBIM) experimentó un descenso del 22,3%, la mayor contracción desde la crisis de 2001 y comparable solo con los meses más críticos de la cuarentena en 2020.
Este marcado retroceso no es un evento aislado, sino parte de una tendencia preocupante que se ha manifestado a lo largo del primer trimestre del año, acumulando una disminución del 16,6%. En términos monetarios, la inversión se estimó en unos 5.311 millones de dólares durante marzo, una cifra que resalta la magnitud del problema.
El análisis sectorial revela que la maquinaria y el equipo no han sido inmunes a esta tendencia negativa. Con una disminución anual del 5,5%, el sector acumula una caída del 7,2% en los primeros tres meses del año. Los equipos importados mostraron un leve avance del 5,8%, pero fue insuficiente para compensar la caída del 19,8% en los equipos de producción nacional.
La construcción, otro pilar fundamental de la inversión, también ha sufrido un golpe duro, con una aceleración en la caída que alcanza un 36,1% menos en comparación con el mismo mes del año anterior. Este sector, crucial para el desarrollo y la infraestructura del país, refleja la gravedad de la situación económica actual.
En un contexto donde el consumo en supermercados también ha disminuido un 7,3% en marzo, la situación se agrava aún más. La consultora OJF subraya que una contracción de esta magnitud no se había registrado desde los turbulentos años de 2001-2002, y que la acumulada para el primer trimestre asciende a un 24,0%.
Este panorama sombrío se ve exacerbado por el reciente aumento en los precios de las naftas por parte de las petroleras, lo que añade presión a una economía ya de por sí tensionada. La combinación de estos factores pone de manifiesto los desafíos que enfrenta Argentina para revitalizar su inversión y, por ende, su economía.